Amo el silencio que siento en mi cuerpo en días como hoy... Acompañada de una tenue voz que me habla pausadamente, sin alteraciones, sin bruscos movimientos del pensamiento, hoy vivo con desprendimiento, con amor vagabundo...
Amo cuando puedo permanecer sin pronunciar palabra durante horas, como si mi necesidad de expresar se fugara en cada suspiro tranquilizando mi alma...
Amo cuando mil adversidades, desasosiegos, ausencias, necedades, tan solo se desdibujan y desaparecen rápidamente, de tal manera que nada puede perturbar este estado alterado de conciencia que me permite caminar libremente...
Amo instantes como este segundo en que aún cuando no tengo lo deseado, sin creerlo indispensable puedo hacer de la frustración una realidad efímera, que no trastorna mi ser...
Amo cuando puedo tenerte con plena conciencia de poder perderte, pero sin angustia, ni apegos, ni sueños imprescidibles para dos... simple en este presente, sin visiones de una hora, un tiempo, un compromiso... amarte sin necesidad de lo mutuo... con privilegio de lo vivido, de lo sentido, de lo sufrido, de lo reprochado... con honor de la seguridad de haber sentido lo deseado por muchos, de saberlo real, tangible, de conocerme permeable, sensible, ausente, presente...
Amo cuando las dudas de una objetiva existencia desaparecen, abriendo los ojos a lo mágico, encontrando la calma en el cielo, en la risa del niño, en las formas de las nubes... prescindiendo de lo que debería ser, lo que es o lo que fue...
Te amo con un amor que se conoce a sí mismo con cada latido, un amor que durará lo que tenga que durar, pero que se sabrá real por siempre... aunque sean 2, 3 o 4 años... lo que sea que dura un instante... aunque tus besos pertenezcan a otra boca o tus manos tengan el roce de otra piel... o conozcas de un amor diferente... sabré llamarte privilegio, amor, realidad, compañía, amante... siempre...
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