
Por un momento su mirada vaciló en reconocerme... mi corazón lo sentía en mi espalda, mis manos temblaban de emoción, suspiré un presente... ese segundo, sin importar qué sería de mi mañana o en el minuto siguiente... las dos guardábamos silencio... en ese instante en que no importa una palabra... en que podemos hablarnos con solo vernos...
Mi llanto ahogaba mi alma de emoción... encontré mi alma silenciosa... me aferré a ella... fue el momento perfecto de callar... de nuevo yo... con mi silencio... en mi presente...
Porque no me queda más que este presente... porque lo respiro y lo vivo hoy... la hallé... quieta y con la calma de siempre... tranquila... esperando con llanto pero confiada que muy pronto llegaría hasta a ella...
Me veo al espejo... y detrás de él, la imagen de lo que soy... la misma ridiculez... con el tópico de humanidad perfecto... concentrada en mi... en mis movimientos... me he hallado en el silencio de mi alma... me aferro a lo que soy... sin motores... sin ataduras, ni dependencias